Hoy ha amanecido el Padre Manjón triste, apenado, con lágrimas en los ojos, sus cancelas chirriaban, no querían abrirse, su hijo José no está hoy. El que abría sus puertas, recogía el pan, ponía las vallas, saludaba a los peques… no se encontraba hoy aquí.
La familia de un día para otro ha visto como la estabilidad de la misma se veía truncada. De la noche al día, uno de sus hijos tenía que abandonar el hogar, como diría Alejandro Sanz, nos ha dejado «el corazón partío».
Y no es baladí esta frase, es la realidad, nuestro corazón está herido, nos ha hecho daño, porque cuando un hijo se marcha deja huella imborrable y José, para todas y todos era un gran profesional, parte fundamental de nuestro Proyecto de Centro y de la progresión y mejora que va siendo visible del Padre Manjón.
Por circunstancias de la vida, su contrato se ha terminado de forma repentina y ayer fue su último día en el Padre Manjón. Ha sido una mañana triste porque nadie se lo podía creer, ni el propio José que ha estado despidiéndose de todos y cada uno de los miembros de la comunidad educativa que estaban en el cole, de todos y cada uno de los niños y niñas que emocionados le han regalado dibujos, besos y abrazos como muestras de cariño.
Al terminar la jornada de ayer, le esperábamos en la salida del centro con una preciosa pancarta y un hermoso ramo de flores para agradecerle tanto que nos ha aportado, por su buen hacer y sobre todo por su amistad.
Fue un día muy intenso para todos, desde el Padre Manjón, tu familia, esperamos que la vuelta a casa sea pronto para seguir construyendo esta gran familia.
¡UN FUERTE ABRAZO AMIGO!